Claro que tuve que encontrarme con cosas que no recuerdo, con cosas que mi mente perdió por no querer aceptar que eran así. Claro que durante estos 5 años creé una (o muchas) ideas imaginarias acerca de lo que creí que Chile era, de lo que creí que la gente pensaba... Claro que esto me ayudó a sobrevivir sin Chile...
Desde el momento en el que puse un pié debajo del avión, se me enchinó la piel. No sólo por el frío, sino por el recuerdo de que esto también es mío. También ésta es mi patria. También este sinsabor de la comida, este sol que quema mientras el viento te congela, este lento andar de la gente por las calles es mío. El trazo perfecto de las calles, el invento de un nuevo modo de hablar castellano, la amabilidad de la gente con la idea de que soy mexicana y la creencia -aún- de que Chile es mejor y que más allá de todo yo vengo de un país de rancheros con sarapes en caballos, de narcos, policías corruptos y presidentes de derecha. No puedo negar alguna de esas cosas...
A pesar de todo, sigo sintiendo esa renuencia, desconfianza hacia lo externo -sin duda- creada por la falta de contacto con extranjeros y el nacionalismo extremo que vive dentro de cada chileno -incluso los de izquierda, que odian los métodos de su país- que me obliga a pensar que este documental va a ser más difícil de lo que pensé en un principio... Aún ninguna entrevista... Veremos...
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